La despedida fue dura. Lloramos todos, rezaron en Krobo y nos fuimos. El camino de regreso duró casi 48 horas desde que salí de Otrokper hasta llegar a Palma, y antes de llegar ya me había llamado por teléfono una de las huérfanas mayores.

Ya estoy de vuelta. Para superar el choque que ha supuesto volver a nuestra burbuja, he tenido que salir de fiesta. Ha sido un reencuentro precioso con amigas que no veía desde hacía mucho, algunas demasiado. No nos ha dado tiempo a ponernos al día pero espero hacerlo antes de volver a Barcelona, algo que no me apetece en absoluto…. Ahí tocan las bocinas y huele mal. Y me toca mudanza. Y buscar trabajo.
Pero “toca Barcelona” como me dice mi hermana cada vez que se harta de mí y me quiere lejos. Toca “descerrar” los ojos, como dice el protagonista de “Todo está Iluminado”. Veamos si me puedo iluminar. .
Os dejo una foto.